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¡Un día muy intenso y nos hemos quedado con ganas de conocer más la región de Ardèche, en Francia!
Este es uno de esos viajes inesperados en los que haces una parada y descubres con gran agrado que esconde lugares singulares. En este caso lugares llenos de olor a Lavanda, con actividades muy divertidas rodeados de naturaleza, pueblos clasificados como más bellos del país y mucha historia de la era prehistórica.
A dos horas al sur de Lyon se encuentra la Reserva Natural de las Gargantas del Ardèche, coge el nombre del río que baja serpenteando entre las grandes paredes de roca.
Durante 32 kilómetros, una ruta turística recorre las gargantas ofreciendo unas vistas preciosas, con varios miradores para hacer fotos y ver el río desde lo más alto. Esta ruta transcurre entre los pueblos de Vallon-Pont-d’Arc y Saint-Martin-d’Ardèche.
Nosotros fuimos a ver el río de la mejor manera: bajando en Canoa!! ¡Qué experiencia tan chula! Era la primera vez que descendíamos un río y nos gustó muchísimo. El agua baja tranquila con algunos puntos donde se forma un pequeño rápido y el agua se anima un poco más, pero poco peligroso.
En Vallon-Pont-D’Arc hay varias empresas que se dedican al alquiler de las canoas y ofrecen distintos tipos de bajadas, desde la más corta de 8 km que hicimos nosotros, hasta los 32 km que dura el serpenteo del río entre las gargantas. Fuimos recomendados a la empresa de Alpha Bateaux, allí nos dieron algunas consignas que seguir, nos pusieron los chalecos salvavidas y nos llevaron en furgoneta hasta el punto donde se cogen las canoas. El coche se puede dejar en el parking de la empresa. Ya en la orilla del río, nos dieron los remos y las canoas.
Una de las peculiaridades de este lugar es su arco de piedra natural. Se puede ver desde un mirador, desde la orilla del río que llaman playa pero lo mejor de todo es verlo atravesándo por debajo con la canoa. ¡Es impresionante!
Ahora vamos a conocer los preciosos campos de lavanda que también podemos encontrar en Ardèche. Siempre me han parecido preciosos esos campos con flores de lavanda puestas simétricamente, con un color lila precioso.
Si además queréis aprender más sobre esta flor, sus variedades, los aceites esenciales y otras muchas curiosidades, os recomiendo visitar el Museo de la Lavanda. En una pequeña granja restaurada y decorada con muchísimo gusto se ha instalado un espacio dedicado a esta flor. Allí, un guía explica la historia de la lavanda en aquella región, cuenta que los campos no estaban plantados así de bonitos en los inicios de la producción de la flor y nos muestran imágenes. También nos hablan de las distintas flores de lavanda y hacen una pequeña demostración en un alambique de donde se obtiene el aceite esencial.
Un aroma a lavanda, a limpio, a relajación,… la visita al museo no deja indiferente.
Así, como os decía al principio, en la zona sur de la Ardèche hay varios pueblos declarados como unos de los más bonitos de Francia: Vogué, Alba-la-Romaine, Saint-Martin-d’Ardèche y Balazuc.
Solo tuvimos tiempo de acercamos hasta Balazuc, un pequeño pueblo enclavado en lo alto de unas grandes paredes de roca como si estuviera sobre volando el río. Un castillo feudal rehabilitado en una encantadora casa de huéspedes, la torre del homenaje redondeada, la iglesia romana, unas construcciones de piedra y pequeñas calles estrechas y sinuosas, hacen que haya sido declarado uno de los pueblos más bonitos de Francia.
Muy cerca de aquí, cruzando el puente de Balazuc, podéis llegar a pie hasta el Viel Audon. Se trata de una antigua aldea que tiene como curiosidad que la están rehabilitando grupos de jóvenes voluntarios y donde ofrecen comida y venta de productos de la tierra. Un sendero muy agradable y fácil de unos 20 minutos.
Gracias a la Agencia de Desarrollo Turístico de la Ardèche por su colaboración para poder contaros esta visita.
