Un paseo por Sevilla en Semana Santa

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¡Qué bonita es Sevilla! Varias veces he visitado Sevilla pero esta es la primera en familia y como dice una seguidora nuestra, Sevilla tiene muchas cosas que ofrecer para familias. La verdad es que tendremos que volver porque el tiempo que hemos pasado allí ha sido cortísimo, tan solo un día, y nos ha sabido a muy, muy poco.

Lo primero que hay que hacer al llegar es callejear por todos esos rincones tan bonitos como la Judería y el Barrio de Santa Cruz. A cada calle, a cada vuelta de esquina, en cada rincón hay algo bonito. Las casas y sus colores, los balcones con flores, el entresijo de las calles, y los maravillosos patios llena la vista de cosas bonitas.

Paseando nos encontramos con los escaparates llenos de complementos tradicionales como las castañuelas o los abanicos. Y toda la cantidad de dulces que hay en Andalucía. Todos buenísimos! Por lo que no podemos evitar llevarnos unos cuantos para degustarlos durante unos días después del viaje.

En este mismo barrio comimos muy bien, en el patio del restaurante La Cueva.

Al llegar a la Catedral de Sevilla, la preciosa torre de La Giralda resalta con sus 97,5 metros  de altura (101 metros contando la veleta). Es uno de los iconos de la ciudad y no es para menos, su belleza es fascinante. Se dice que llegó a ser en su tiempo la torre más alta del mundo.

Tanto la catedral como La Giralda se pueden visitar, podéis encontrar la información en su web oficial.

Y junto a esta se encuentra el Real Alcázar, una visita imprescindible. Si queréis evitar colas, lo mejor es comprar la entrada por adelantado a través de su web oficial.

Seguimos paseando hasta llegar al Parque de Maria Luisa un lugar perfecto para disfrutar de esta zona ajardinada con sus fuentes y sombras para los días más calurosos. Allí es donde encontramos la gran Plaza de España.

Toda ella es bonita: los porches, los azulejos con 49 provincias representadas siguiendo el lateral de la plaza, el canal por el que puedes dar una paseo en barca, los 4 puentes que cruzan el canal y la fuente que se encuentra justo en el centro y que va de maravilla los días calurosos para refrescarse con las gotas de agua que se lleva el aire. Un momento muy divertido también!

De vuelta al centro, seguimos el río Guadalquivir para encontrarnos con la Torre del Oro. Se le conoce por este nombre debido al efecto dorado que daban los azulejos que la cubrían y su función era defender de las invasiones que pudieran llegar por el río.

Queríamos que las niñas conocieran el arte flamenco y nos decidimos por asistir a un espectáculo. Nos dejamos guiar por la información que encontramos por internet y reservamos para ir a El Palacio Andaluz. Nosotros no somos expertos y nos encantó esta representación. Tienes diferentes opciones para las entradas: las entradas simples donde te sirven un aperitivo mientras ves el espectáculo, la opción con tapas y la opción con comida a la carta. Como escogimos el horario de las 9 de la noche, preferimos coger la opción de tapas para cuando acabase ya hubiéramos cenado y fue una opción acertada. Las tapas para nosotros eran copiosas y contaban también con postre, así que fue perfecto.

El colorido de los vestidos, la calidad de los artistas y los bailes nos encantaron. Lo recomendamos para ir con niños. Ellas salieron encantadas.

Nuestra visita coincidió con Semana Santa y pudimos ver en directo las procesiones. Es una gran diferencia poder vivir in situ los actos que se hacen durante estas fechas. Pudimos ver algunas cofradías que hacían una procesión diurna y otras nocturna, a mi, la nocturna me impactó mucho más. Hay mucha gente esperando que pasen los penitentes con los capirotes (las capuchas puntiagudas), el ritmo de tambor o pasos y sentir el olor del incienso que preceden a la virgen. Si coincide que estás en un lugar donde paran y descansan los porteadores es todo un lujo. Lo que también me marcó, a pesar de la cantidad de gente que había, fue el silencio que se hizo mientras llegaba la Virgen, estuvo parada en el lugar donde estábamos y hasta que se fue.

Fue toda una experiencia.

El día terminó dejándonos miles de cosas que hacer y ver en Sevilla. Fue tan rápida nuestra parada que es una obligación volver a esta preciosa ciudad.

Nos alojamos en pleno centro de Sevilla en uno de los apartamentos con terraza de Nine Suites. Muy céntricos para poder aprovechar al máximo nuestra estancia en Sevilla.

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